Una bula papal de Alejandro III (1159-1181) señala que en la diócesis de Osma los templarios tenían un convento, denominado «San Juan de Otero». El cronista diocesano Loperráez en 1788, basándose en documentación del Cabildo catedralicio del Burgo de Osma, lo identifica con la ermita de San Bartolomé en el Cañón del Río Lobos. Además, por otra parte, un año antes el cura de San Leonardo le indica al cartógrafo Tomás López que San Bartolomé de Ucero «fue iglesia de Templarios» y así lo refleja Tomás López en su mapa de Soria.
¿Dónde estaba San Juan de Otero? ¿En el actual enclave de la ermita de San Bartolomé, que es junto al río Lobos, rodeado de los farallones pétreos donde anidan los buitres? ¿O estaba en el cerro de Ucero, lugar primitivo de la población medieval, siendo sus restos lo que quedan de una iglesia muy cercana al castillo? Además, el hecho de que el único templario con nombre propio que se conoce como freire de San Juan de Otero perteneciese a la familia de los Núñez -señores de Fuentearmegil y tambien durante un tiempo de Osma, tan próximos a Ucero-, reforzaba la tesis de que el convento de San Juan de Otero se encontraba en Ucero.
En mis libros me he inclinado por este último enclave como lugar primigénio y, a tenor de los pocos datos históricos que conocíamos sobre San Bartolo (así le llaman los sorianos a la ermita de San Bartolomé), estimaba que tras la victoria cristiana en las Navas de Tolosa (1212) se trasladarían desde el alto del castillo a la barranquera del río Lobos junto a la Cueva Grande, donde construirían el templo tardorrománico-protogótico De San Bartolomé de Ucero en el primer tercio del siglo XIII como postulaba Juan Antonio Gaya Nuño.
Pero hete aquí que un día me indica el historiador local Alejandro Aylagas que le han llegado noticias de una posible vinculación de San Bartolomé con Roncesvalles, e inmediatamente me pongo a investigar y tras unas semanas de pesquisas decido escribir un nuevo libro sobre esta ermita incorporando mis averiguaciones al respecto y aportando mi última visión hermenéutica sobre los canecillo, el mandala pentacular acorazonado, los capiteles, etc.. Emprendí la marcha nuevamente a este corazón sacro que es San Bartolomé y saqué nuevamente fotografías ex-profeso para el nuevo libro.
Pero llegó el maldito Covid-19, falleció mi padre a causa del «bicho» y, pese a tener ya escritos varios capítulos, el interés por escribir el nuevo libro se fue al traste y dudo ya de que lo retome en muchos meses. Y hoy mismo me envía un mensaje Rafael Fuster y me indica que también estaba ya al tanto de esta vinculación con Roncesvalles y que pensaba incorporar el dato a un libro que tal vez escriba próximamente. Ambos coincidimos en que la prueba «pétrea» de la pertenencia de San Bartolomé de Ucero a Roncesvalles es una gran marca de cantería (por llamarla así), que ambos considerábamos como la «señal de maestría» del director de obra de este sigularísimo templo.


Como no tengo previsto escribir durante mucho tiempo ese libro nuevo sobre San Bartolomé de Ucero considero honesto por mi parte dar cuenta de la existencia documental -que ningún historiador de arte había señalado hasta ahora al hablar de San Bartolomé de Ucero, ni ningún historiador soriano- de transcripciones del Libro Becerro Primitivo de Roncesvalles donde queda atestiguada la existencia de una comandería de Roncesvalles en San Bartolomé de Ucero, e incluso, para el entorno de 1222, se conoce su nombre, Fray Gregorio.
Roncesvalles tuvo propiedades varias en la villa de Soria, Calatañazor, Ágreda, Beratón, Berlanga de Duero, Ucero y su entorno, destacando la comandería o encomienda de San Bartolomé. Hay una donación de la iglesia de San Bartolomé de Ucero antes de 1203 o como mucho de ese mismo año, según se deduce de la bula confirmatoria papal de Inocencio III, donde se le llama S. Bartolomé de Ozero (en una transcripción de un documento de 1287 se le llama Sanctus Bartolomeus).
Así que la fecha más antigua, documentada en transcripcionnes del Libro Becerro Antiguo de Roncesvalles, sobre la pertenencia de San Bartolomé de Ucero a Roncesvalles es de 1203 y la más moderna es la que figura en los Estatutos de 1287, según los datos que he podido recabar.
Templarios y la Orden de Roncesvalles, con su gran Hospital jacobeo para quienes venían de Francia por el Camino de Santiago Francés, tuvieron vinculaciones. Así, por ejemplo, según J. Altadill, el 13 de julio de 1266, la Orden del Temple le permutaba propiedades cercanas a Eslava, zona en la que se encuentra el actual despoblado de La Encinosa que perteneció al Temple y después a Roncesvalles.
¿Fueron los templarios de San Juan de Otero quienes donaron el terreno del entorno de la Gran Cueva, junto al río Lobos, a Roncesvalles? ¿Cómo es posible que Roncesvalles gastase tanto dinero en construir este templo tan asombroso? ¿Los templarios de San Juan de Otero fueron los patrocinadores de San Bartolomé de Ucero en la que tantos símbolos herméticos hay, incluso algunos idénticos a otros enclaves que se consideran templarios, incluido Laón (Francia)..? ¿Fue una cofradía de constructores tutelada por la Orden del Temple la que construyó San Bartolomé de Ucero…? ¿Pasó San Bartolomé de Ucero a los templarios tras una permuta o algo por el estilo con Roncesvalles y de ahi la tradición oral secular de que San Bartolomé de Ucero «fue de templarios»…?
Ahí dejo esas preguntas…
Y ahora paso a transcribir un ensayo publicado en la revista Euskal Erria sobre Roncesvalles del que he seleccionado los párrafos concernientes al emblema-signo episcopal del abad y frailes de Roncesvalles (desconozo quién es el autor de este ensayo).
«El misterioso signo ó cruz de la Colegiata lo encontramos explicado ó descifrado por el Licenciado D. Martin de Córdova en su Visita, cuando al tratar del hábito manda que el Prior y Canónigos lleven como insignia y señal de la Orden y Religion que profesan, «un báculo pastoral, en forma de cruz, que sea de terciopelo verde, el cual traigan sobre cualquier vestido en el pecho, al lado izquierdo, «atento á que por la dicha visita y escrituras antiguas que del archivo del dicho monasterio»,1 habemos visto resulta ser el hábito que el dicho Prior Subprior y Canónigos están obligados a traer. Y declaramos que el báculo pastoral en forma de cruz que el dicho Prior ha de traer de terciopelo verde, ha de ser con un cayrel de oro al rededor, para diferenciarse del de los demás, que ha de ser de seda. (Visita, págs. 11 y 12).»
El Visitador alude en otra parte á esto mismo, cuando dispuso que en la casa de uno de los Canónigos, para convertirla en meson, se pusiera en señal una tabla y en medio de ella por ámbas partes «el báculo é insignia con su cruz de Roncesvalles», para que sea á todos notorio el dicho meson. (Pág. 38).
Es, pues, evidente que un báculo pastoral y una cruz formaban la insignia de Roncesvalles, y así fué desde los tiempos más remotos, como dice el Visitador constarle por escrituras antiguas del archivo; «estando afortunadaniente todas las noticias y documentos conformes en asegurar que la insignia primitiva consistia en una cruz, cuyo brazo más largo era arqueado en su parte superior á manera de cayado» (Manuscrito de Iturralde pág. 15); siendo para nosotros indiferente la circunstancia de que la curvatura, que hoy es al lado derecho, fuera ántes al izquierdo, como se veia esculpida en la fuente de los Angeles, de que nos ha conservado memoria D. Hilario Sarasa en una ‘Historia de Roncesvalles’ recientemente publicada. Para nosotros, esta variaciondel cayado ó báculo pastoral á la izquierda ó á la derecha podria significar que el Prior lo cambió al lado opuesto que miraba en lo antiguo, por haber entrado en el uso de Pontificales.
Más interesante nos parece todavía averiguar qué significaba la cruz que se encuentra unida con el báculo del Prior ó Mitrado del monasterio: y aquí entramos nosotros en el terreno de las conjeturas.«Y porque del proceso de la dicha visita (dice el D. Martin de Córdova), nos consta que el dicho Monasterio está fundado sobre la hospitalidad, y que las rentas de él ó la mayor parte de ellas se dieron para la hospitalidad, sustento y servicio de los pobres que concurren de todas partes» (pág. 23); nosotros sacamos por precisa consecuencia que la religion establecida en Santa María de Roncesvalles debe ser Hospitalaria. Sabemos que por los años de 1095 un caballero de la provincia de Viena, en Francia, llamado Gaston, juntamente con un hijo suyo que se decia Gerino y ocho compañeros más, se aplicaron á la asistencia de los muchos que entónces adolecian de la grave enfermedad del Fuego Sacro: y de aquí tomó su origen la religion de los hospitalarios de San Anton Vienense, cuyos religiosos llevan en la túnica el Tau. Bien sabemos además (segun advierte el gran Benedicto XIV, de quien tomamos las anteriores noticias), que el Taú es señal de salud ó salvacion; como se ve en Ezequiel, cap.,, 9. Omnem autem super quem videbatis Taú, ne occidatis. No hay casa alguna de esta Religion en nuestra ciudad (alude á la de Bolonia, de la que entónces era Cardenal Arzobispo), pero se hallan muchas en otros países. Nada más natural que el que España fuera uno de estos, y más tratándose de Roncesvalles, á donde vendrian de la inmediata provincia Vienense de Francia. Se inclinan á creer los que han escrito de la antigüedad de la iglesia y monasterio de Roncesvalles, que este debió recibir la regla de San Agustin hácia aquel mismo año, poco más ó ménos, y ya sea en esta primera época ó en la segunda, en la que de nuevo levantó la iglesia el rey D. Sancho, es para nosotros lo probable que se estableció la Regla agustina de los hospitalarios que llevaban por insignia y cruz el Taú. Despues se edificaria por eso en el claustro de la iglesia la capilla con el nombre de San Agustin, donde se celebraban los capítulos por los canónigos, y en ella les leyó su Sentencia de Visita el enviado de Felipe II, D. Martin de Córdova; habiendo permanecido como Sala Capitular hasta los comienzos del presente siglo; y los canónigos han continuado llevando el hábito de la religion de San Agustin que han profesado.
En este hábito creemos reconocer que la cruz de Roncesvalles es el Taú, que á juicio de muchos eruditos, es la verdadera forma de la cruz en que murió Nuestro Redentor, pues la parte superior ó cabeza de ella entienden que es la superscriptio J. N. R. J. mandada poner por Pilatos. Taú ó T, unido con el báculo pastoral, forman la actual insignia ó cruz de Roncesvalles, misterioso signo, segun le apellidan algunos. Otros creen ver una espada en vez de cruz, llevados de que el extremo inferior representa la punta de la espada, y la parte superior la empuñadura: así se observa en el retrato del célebre doctor Azpilcueta, conocido con el nombre del Doctor Nabarro, que se ve hoy en la moderna Sala capitular de la Colegiata de Roncesvalles, en el cual el pintor, llevado de esta opinion, figuró ó trazó una espada ó alfange sobre el hábito del célebre canónigo; pero esto nos parece fantasear como el otro pintor hizo con el retrato del Prior General, D. Sancho Ayvaga, donde puso la F, llevado de la opinion del P. Huarte. Quizás el extremo inferior de la Cruz de Roncesvalles, que parece representar la punta de una espada, se refiera (sin dejar de ser cruz en forma de báculo pastoral, como dice el Visitador D. Martin de Córdova), á que la Orden ó religion de los canónigos de Roncesvalles, fuera en algun tiempo Orden militar, segun una Bula de Paulo III, que hablando de este monasterio dice: «Quod licet dictus prioratus, et quod antea militia fuerat», por haber sido su instituto recoger y defender á los peregrinos que iban á visitar el cuerpo de Santiago en Compostela. Lo que parece cierto es que los Estatutos de la casa hablan de las ropas que debia dar el hospital á sus soldados, y en el siglo XV, entiempo del rey D. Juan, presidiaba Roncesvalles el castillo de Leguin…»
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