William Blake y la Imaginación Creadora -2- Regeneración de la Imagen Divina-Humana

Las Imágenes Intelectivas como modelos arquetípicos –

Estimo que la Teoría de las Eidola de Platón fundamenta en buena parte la metafísica de y su cosmología y antropología. Hay diversos niveles ontológicos en la cosmovisión blakeana a los que se accede desde distintos tipos de percepción pues, más que un universo, nos movemos en un pluriverso, una pluralidad de mundos, Y es que, según Blake, «si las puertas de la percepción estuvieran purificadas todas las cosas se le habrían mostrado al hombre como son, infinitas. Pero el hombre se encerró en sí mismo hasta el punto de ver todas las cosas a través de las estrechas grietas de su caverna», lo que recuerda inequívocamenrte al mito platónico de la caverna.

jerusalem.e.p85-Vid-del-Anthropos-en-William-BlakeHe aquí otros testimonios de Blake que remiten a la Teoría de las Ideas-Arquetipos de Platón:

– «Las ideas innatas residen en cada hombre; son verdaderamente él mismo. El hombre que afirma que no tenemos Ideas Innatas ha de ser un necio o un taimado que carece de consciencia o ciencia innata… El Hombre trae consigo al mundo todo lo que tiene o puede tener»  (Anotaciones a las Reflexiones de Reynolds. c. 1808)

«Pues todos son hombres en la eternidad, ríos, montañas, ciudades, pueblos. Todos humanos son, y cuando entras en su pecho vas paseando por los cielos y tierras al modo que en tu propio pecho llevas tu cielo y tierra; y todo lo que descubres, bien que te aparezca fuera, está dentro, en tu Imaginación, de la cual este mundo de mortalidad no es sino una sombra»  (Jerusalem)

«La imaginación e el mundo real y eterno, de la cual este universo vegetal no es más que una sombra leve, y en la que se vive en nuestros cuerpos eternos o imaginativos cuando estos vegetales, cuerpos mortales no son más».  (Jerusalem)

«Lo que puede ser creado puede ser aniquilado: las formas no pueden aniquilarse. La encina es talada por el hacha, el cordero perece bajo el cuchillo. Pero sus formas eternas existen para siempre. Amén. Aleluya»   (Milton, Libro II)

«La Visión o Imaginación es la representación de lo que eternamente existe, realmente e inmutable» (Juicio Final).

Final-de-Jerusalem-en-William-BlakeSirvan los dos párrafos que transcribo de mi libro Perdidos en el Mundo Imaginal para contextualizar tales asertos blakeanos:

«El concepto fundamental que Platón instala en la filosofía es el de eidos (plural eidola), palabra griega que ha sido traducida como figura, imagen, aspecto, apariencia (phantasmata), forma e idea. El verdadero ser de las cosas se encuentra en las/los eidola, que son metafísicas. A partir de los eidola Dios, actuando como demiurgo, crea el Alma del Mundo y, a través de ella, el Mundo, esto es, el Universo con todo lo que hay en él, desde entes inertes hasta entes humanos. Los eidola sirven de modelo para que lo fenoménico exista. Todo lo existente es mera imagen secundaria de su eidos primario o natural. Así que todo lo que el ser humano realiza no es original, no es una creación auténtica, sino una copia, una imitación, una apariencia, una sombra de los eidola. Y lo mismo acaece respecto al mundo interior anímico (sentimientos, percepciones, pensamientos…) ya que todo está subordinado, en diversos grados de “realidad” a los eidola, que son los principios de todos los tipos, es decir, arquetipos.

Por tanto, y aunque Platón no lo exprese así, todo lo que el ser humano hace, piensa, siente, intuye o percibe es, desde el punto de vista metafísico, imaginación. Ahora bien, el alma humana puede despertar de este sueño teatral de la realidad imaginaria en la que vive mediante el método platónico de la dialéctica como vía de ascenso, retorno o remontada a su auténtica matria-patria. La gnosis que se alcanza se logra por contemplación directa de los arquetipos, lo que en términos cristianos sería el estado de beatitud del alma purificada contemplando la Gloria del Dios Unitrino».

En la gnosis blakeana el retorno o regeneración se realiza siendo visionario y un artista creador que copia lo que ve en ese Mundo Imaginal tras dialogar con tales imágenes-vivas. Pero para ello, y lo dice varias veces, el aspirante ha de «anonadar» su ego con todo su «esquema mental y perceptivo-sensorial» dado que  «las cinco ventanas del alma [los 5 sentidos sensoriales] en esta vida deforman los cielos de extremo a extremo y nos inducen a creer en la mentira, mirando con el ojo, y no a través de él»  (El eterno evangelio, c.1815).

Angel-del-ApocalipsisImaginación Creadora Matricial

Como hemos señalado, los escritos de Jakob Böhm tuvieron una notable influencia en William Blake. Fuente cosmogónica es la Imaginación Divina en Boehme: «El cosmos comienza cuando la voluntad primigenia se enfoca en el deseo de crear y ello genera imágenes o imaginación en el espejo de Sophia-Sabiduría. Estas imágenes generan las esencias que, a su vez, se convierten en espíritus individuales, almas y cuerpos», nos resume Matthew Wood. Esa Imaginación Primordial es, por tanto, Matricial-Genésica y constituye el primer paso hacia la manifestación fenoménica del universo cuya cumbre es el Hombre Arquetípico, Anthropos Cósmico Primigenio, el Adán creado a «imagen y semejanza» del Creador y que es andrógino en la cosmogonía de Boehme y de William Blake. Un Adán anterior a su estado de dormición durante el cual tuvo lugar la creación de su emanación física, Eva.

La-danza-de-Albión-en-William-BlakeEl Estado Primordial del Hombre era Sabiduría, Arte y Ciencia”, afirma Blake en Jerusalem, equiparándolo por tanto a la «visión divina» inmanente a ese Hombre Primordial creado a «imagen y semejanza» de Elohim y, por tanto, portador de la Imaginación Creadora Matricial y, al mismo tiempo, su mejor «crreatura».

Lucifer_Luzbel_antes de la caida-en_William_BlakeLos seres humanos somos -para nuestra percepción consciente normal- reflejos psicosomáticos de ese Adam Kadmon (según denominación de la Cábala judía), del Hombre Perfecto (en el argot sufi), de esa Humanidad Divina o Divina Humanidad (en la terminología de Blake). Pero la visión de esa divinidad se ha perdido con el imperio del raciocinio, el sometimiento a la percepción sensoreo-fisiológica-cerebral y la marginación de la imaginación. Hay que volver a recuperar esa «visión divina», hay que «despertar», hay que volver a ser capaz de percibir «lo infinito» en cada objeto.

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El Anthropos Cósmico caído tras perder la «visión divina» y siendo preso de la sensualidad perceptivo-sensorial-material

Y tal proceso -de individuación, en la terminología junguiana- lo expone Blake primordialmente en sus Libros Proféticos y en sus ilustraciones miniadas. Blake, conocedor de la teosofía de Boehme, sabe que cada ser humano puede ser un visionario pues la potencialidad imaginal de la psique está presente en todos ya que, como afirmara Boehme: «El alma es un ojo en el abismo eterno, una semejanza de la eternidad, una figura e imagen perfecta del primer Principio, asemejándose a Dios Padre en Persona, así como a la naturaleza eterna». De lo que se trata, por tanto, es de percibir a través de esos sentidos espirituales que Orígenes denominara igualmente como «sentidos del alma, del hombre interior, intelectuales, divinos no corporales». Y para ello, como aconsejara a Samuel Farmer, hay que «levantar la imaginación al estado de visión» (Neville Goddard explica cómo se hace en muchas de sus conferencias). «Usted tiene las mismas facultades que yo .. sólo que usted no las aprovecha. Y podrá contemplar mis visiones ¡si se decide a hacerlo..», asegura Blake.
Albions-Angel-stood-beside-the-Stone.Para Blake la Imaginación, pasa a ser, por tanto, -y en palabras de Jorge Wiurnos- «la cualidad central del ser humano que integra todas las facetas de su personalidad, estableciendo una relación con un ámbito que hace a lo trans-espacial y trans-temporal y que posibilita la regeneración del hombre. También es la fuerza de la vida en sí y la oportunidad de visualizar su transcurrir permite acercarse a todo un mundo de símbolos vivenciales donde se elabora una mitología personal y donde las percepciones de los sentidos irán dotadas de significación por la fuerza de la imaginación. La naturaleza y el hombre son espiritualizados y alcanzan su unificación y transfiguración por la apertura de ese ojo interno, donde aquel se hace creador de manera semejante a Dios.»

Anonadación del ego y Cuerpo Místico de la Imaginación Divina

Si Dios es el Ser, a cuya «imagen y semejanza» se ha creado el Hombre Primordial, Adámico, y éste «ha caído al mundo terrestre» y su Espíritu-Consciencia-Imagen Divina se ha esparcido en un número indefinido de egos humanos, la regeneración de la Humanidad pasa por «reunir los miembros dispersos» y reconstituir a ese Hombre Primordial Adámico con la quintaesencia, transmutada, de todo lo vivido-experimentado. Y ese Hombre Verdadero Regenerado es el Cuerpo Místico del Salvador, la Divina Humanidad, la Gran Familia Divina, en la que cada alma realizada es un miembro. «Todos somos coexistentes en Dios, miembros del Cuerpo Divino y participantes de la Naturaleza Divina», señaló Blake a Crab Robinson en una conversación (1826). Y en Jerusalem canta:

¡Despierta, despierta, oh durmiente del país de las sombras! ¡Despierta!
¡Expándete! Yo estoy en ti y tú en mí, en mutuo amor divino…

(…) No soy un Dios lejano, soy un hermano y un amigo.
Dentro de vuestros senos resido, y vosotros residís en mí.
¡ Mirad ! Somos Uno…

(…) He aquí que la Gran Humanidad Eterna
a quien la Gloria y el Dominio sean por siempre Amén,
camina entre toda su imponente Familia, presente en cada rostro.

 Así sintetiza William Blake «su mito gnóstico» que asume igualmente Neville Goddard pero rehuyendo expresarse de manera mitológica  (en Neville no hay Zoas, ni Albión, ni Los, ni espectros ni emanaciones personificadas, como abundan en los Libros Proféticos de Blake): “Su caída en la División y su Resurrección a la Unidad, su caída en la Generación de Decadencia y Muerte, y su Regeneración por la Resurrección de entre los Muertos.” 

Mascara de William Blake
Máscara funeraria de William Blake

Para que pueda darse esa teosis el ego ha de quedar sumergido ante el Yo Superior personificado, de forma «colectivo-universal», como Hombre Verdadero: «Descenderé hasta la auto-aniguilación y la Muerte Eterna, no sea que venga el Juicio Final y me encuentre sin aniquilar, y yo sea agarrado y puesto en manos de mi propia ego-mismidad», traduce Coomaraswamy a Blake en este pasaje iniciático fundamental. «Vengo a despojarme y aniquilar en mí todo lo que no sea sólo de Dios», confiesa igualmente Blake.

En Milton, escribe Blake: «Todo lo que puede ser aniquilado, aniquilado sea, a fin de que los hijos de Jerusalem sean salvados de la esclavitud… La negación es el espectro, la facultad razonadora del hombre; esta es la falsa apariencia, una incrustación que recubre mi espíritu inmortal, un yo que debe ser descartado y aniquilado por siempre para purificar le rosto de mi espíritu por el examen de mí mismo, para bañarme en las aguas de la Vida, para limpiarme de lo inhumano. Yo vengo, en el propio anonadamiento y la grandeza de la inspiración, a rechazar la demostración racional por la fe en nuestro Salvador… para ataviarla con la Imaginación».

En el de William Blake, Jesús no es un ser humano sino un Cristo Universal, el Logos, la personificación gloriosa de la Imaginación Divina, el Anthropos Primordial y el Hombre Verdadero. Así que en su discurso a los cristianos, en su obra cumbre, Jerusalem, dice:

jerusalem.e.p77-A-los-cristianos-en-William-Blake«Yo no conozco otro cristianismo ni otro evangelio que el de la libertad, del alma y del cuerpo, para ejercitarse en las artes divinas de la Imaginación, mundo real y eterno del que este universo vegetal no es sino débil sombra, mundo en el que viviremos en nuestros cuerpos eternos o imaginativos una vez que hayan dejado de existir estos cuerpos mortales vegetales».

Su conceptualización sobre Jesucristo es «heterodoxa», pero muy esotérica: «Jesús, como también Abraham y David, consideraron a Dios como un Hombre en la Visión Espiritual o Imaginativa. Jesús consideraba que la Imaginación es el Hombre Real», escribió en sus anotaciones de 1820 al Siris de Berkeley.

Y en sus aforismos al grabado de Laaconte  (1820) leemos: «El Eterno Cuerpo del Hombre es la Imaginación, que es a su vez Dios y el Divino Cuerpo=Jesús: nosotros somos sus miembros». Y nos dice, en Jerusalem, que «contrayendo nuestros sentidos infinitos miramos multitud y expandiéndolos, miramos como uno, como un Hombre toda la Familia Universal, y este Hombre Uno es Jesús el Cristo», renovando lo que ya había escrito en Los Cuatro Zoas:

“Así los moradores de la Gran Eternidad formaron el Consejo de Dios
como un solo Hombre, pues contrayendo sus sentidos elásticos
parecen una Multitud, y expandiéndolos semejan Uno.
Un único hombre la familia universal, y a ese Hombre
llaman Jesús el Cristo, y ellos en él y él en ellos
viven en perfecta armonía en Edén, la tierra de la vida».

Mas este Hombre Uno tiene el rostro de cada ser humano debido a la teosis. Así que cuando Crab Robinson le preguntó en 1826 acerca de la divinidad de Jesucristo, William Blake contestó:  «Él es el único Dios». Pero luego añadió:, «Y yo también, y tú también.» De ahí que en Jerusalem vemos que Blake identifica a la Divina Humanidad«que es la Única Forma General y Universal»– con Albión, con Jesús y con Los, el profeta eterno con el que William Blake se fusionó místicamente durante su estancia en Lambeth en una visión que relata poética y crípticamente: «Pero él me besó, y me deseo Salud, y yo me hice un Hombre con él, alzándome poderoso… Los había entrado en mi alma… mientras marchábamos a su suprema morada».

Cristo-en-William-Blake

 

 

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