Ángeles, Yo soy el que Soy y No-Dualidad en un cuadro de Martín de Vos

¿Cómo expresar experiencias-cumbre, tales como teofanías e hierofanías, por escrito o visualmente? ¿Cómo plasmar la numinosidad de «lo santo» cuando irrumpe inesperadamente en la psique humana desde vete a saber qué ámbitos psicoideos (como decía Jung) o extrahumanos (término muy guenoguiano)..? Difícil tarea cuando, además, esa experiencia «religiosa» está fuera de las coordenadas tiempo-espacio en el que se movía el sujeto hasta entonces y que sigue siendo el que parece regir en la percepción psíquica de la vida que tiene la inmensa mayoría de quienes le rodean. ¡Y cómo hacerlo sin que te consideraran hereje y fueses objeto de martirio y muerte por expresar públicamente tu vivencia espiritual interior, tan alejada generalmente de la ortodoxia religiosa imperante en cada lugar y época…!

Arcángeles San Miguel, Uriel y Rafae l- Grabado de Martín de Vos de 1585. La iconología de San Miguel es muy similar a la del cuadro "luciferino-miguelarcangélico" si exceptuamos la cruz sobre la cabeza y que no señala al Quit ut Deus
Arcángeles San Miguel, Uriel y Rafae l- Grabado de Martín de Vos de 1585. La iconología de San Miguel es muy similar a la del cuadro «luciferino-miguelarcangélico» si exceptuamos la cruz sobre la cabeza.

Algunos supieron hacerlo merced a la polisemia que cualquier símbolo auténtico porta consigo, que permite poder ser interpretados de forma exotérico-ortodoxa y mostrar veladamente a los iniciados sus sentidos esotéricos-heterodoxos (aunque realmente «católicos», esto es, «universales» por responder más certeramente al «arquetipo» o «arquetipos» que lo han activado,si se me permite expresarme así).  Y creo que varias personas de las que tuvieron relación con el círculo esotérico Familia Charitatis supieron hacerlo. Y una prueba de ello, a mi parecer, es el cuadro luciferino-miguelarcangélico de Martín de Vos sobre el cual he ido escribiendo una serie artículos  (y con éste concluyo) para ir desvelando tal polisemia simbólica.

San Miguel y Lucifer-Luzbel en El Burgo de Osma (Soria-España) y Cuatitlán (México). El mexicano es el original, de Martín de Vos (1581).
San Miguel y Lucifer-Luzbel en El Burgo de Osma (Soria-España) y Cuatitlán (México). El mexicano es el original, de Martín de Vos (1581).

Aprendí de Carl Gustav Jung que, antes de zambullirse uno en especulaciones metafísicas, hay que aprehender la fenomenología psíquica de las experiencias arquetípico-numinosas de «lo sagrado-lo santo», esto es, como se ha vivenciado anímicamente y cómo se ha expresado formalmente (en el arte, en la literatura…) y para ello hay que utilizar la «amplificación» de tales «imágenes» recurriendo a la Historia Comparada de las Religiones, la Psicología, las manifestaciones artísticas y literarias paralelas, etc… Es más, dice Jung, «las opiniones metafísicas son testimonios de la psique-alma humana y son, por lo tanto, psicológicas». Y de varios maestros del Vedanta Advaita del siglo XX (Ramana Maharshi, Nisargadatta, Balsekar, Pedro Rodea…), he aprendido que la base de todas nuestras declaraciones radica en la raíz conceptual creativa de la mente. Así que no me extraña que algunos místicos cristianos (San Juan de la Cruz, Maister Eckart…) alienten a quienes sienten la «llamada del espíritu» a rechazar finalmente todas las imágenes, todos los conceptos.., incluidos los que se tengan sobre Dios.

El Ángel de Yahweh

Escala-de-Jacob-en-Betel
Escala Angelical en el sueño de Jacob en Betel

Y dicho ya esto voy a tratar de resumir la interpretación conceptual que considero más idónea explicar ahora en torno a los ángeles, no sin antes reiterar cual es el marco referencial del que parto ya que «no son entidades metafísicas el objeto de estas consideraciones, sino su imagen en el alma del hombre -Dios y el diablo como imágenes primordiales, arquetipos del alma humana» (Riwkah Schärf:  La figura de Satanás en el Antiguo Tesamento, en el libro «Simbología del Espíritu» de Jung).

Riwkah Schärf nos indica que, en hebreo, mal’ak es enviado, término que ha sido traducido como ángel, así que Mal’ak Yahweh, es el «enviado de Yahweh» y el «ángel de Dios o del Señor» en la traducción de San Jerónimo, que aparece en el Antiguo Testamento en numerosas ocasiones, siendo identificado por la tradición católica generalmente con el arcángel Miguel (y en diversas tradiciones judías como Metatrón).  Y siempre realiza «funciones que Yahweh adopta en otros pasajes, y con frecuencia en la misma narración», recalca Schärf. Tales versículos lo que patentizan es que este Mal’ak Yahweh es idéntico al dios de los judíos, Yahweh, concluye Schärf, aunque no es su totalidad sino en una determinada función: «como su manifestación». Esto es, el «ángel del Señor» aparece como «el aspecto de Yahweh referido al hombre en forma de hipóstasis, en cierta manera su función de relación», de ahí que sea, en efecto, Yahweh, «pero sólo un aspecto de él, un aspecto de su ser», lo cual explica «que aparezca como dios mismo y en otro lugar claramente como su enviado, como su nombre lo indica».

René Guénon, por su parte,  destaca que interpretación cabalística de Malajì, ( ‘Mi ángel’ o ‘Mi enviado’ que no es otro que el llamado Ángel de Yahweh en el Pentateuco bíblico),  es la de “el ángel en el cual está Mi Nombre”. Y Guénon nos aclara que ello “es decir, en definitiva, en el cual está Dios mismo, por lo menos en alguno de sus aspectos “atributivos”. Esta interpretación se aplica, en primer lugar y por excelencia, a Metatròn, el “Ángel de la Faz”, o a Mîja’el [Miguel] (nombre del cual Malaji es un anagrama) en tanto que, en su papel “solar”, se identifica en cierto modo con Metatròn.”

Asimismo Guénon nos aclara lo siguiente: «Según la concepción ortodoxa, un ángel, en cuanto “intermediario celeste”, no es en el fondo sino la expresion misma de un atributo divino en el orden de la manifestación no-formal, pues solo eso permite establecer, a través de él, una comunicación real entre el estado humano y el Principio mismo, del cual representa así un aspecto más particularmente accesible para los seres que están en ese estado humano. Es, por otra parte, lo que muestran con toda claridad los nombres angélicos mismos, que son siempre, en efecto, designación de atributos divinos; aquí sobre todo, efectivamente, el nombre corresponde de modo pleno a la naturaleza del ser y se identifica en realidad con su esencia misma».

Los siete arcángeles (Mitla,-Oaxaca.-México)
Los siete arcángeles (Mitla,-Oaxaca.-México). En el centro; San Miguel, con los atributos iconológicos cosmológicos de Metatron creados originariamente por Martín de Vos en su cuadro «luciferino-miguelarcangélico» que puede contemplarse en la catedral mexicana de Cuatitlán.

Bien lo sabían los magharians, «que podrían ser previos al judaísmo rabínico o al cristianismo, y cuyas fuentes conocemos a través de escritos musulmanes», según el jesuita Tomás García Huidobro, que nos traduce lo que el historiador Shahrastani relataba en el siglo XII sobre ellos en los siguientes términos:

«La secta de los Maqariba enseñó que Dios habló a los profetas- sea la paz sobre ellos- a través de un ángel que El había elegido y que había puesto sobre todas las criaturas como su Viceregente. Ellos dicen: “Toda descripción de Dios que leemos en la Torá y en los otros libros (de la Biblia) se refieren a este ángel, porque de otra forma no sería posible que el Altísimo sea descrito”. Ellos alegan: “Aquel que habló con Moisés fue este ángel (¡en otros textos se habla que fue Metatrón!), y el árbol mencionado en la Torá es también este ángel, porque Dios es demasiado excelso para hablar con los hombres”. Ellos dicen que todo lo que ocurre en la Torá acerca del deseo de ver a Dios se refiere a este ángel, y frases como… “El se sienta firmemente en su trono”; “El tiene la apariencia de Adán”; “El tiene el cabello rizado y negro sobre su cabeza”…ellos dicen: “Es natural [para Dios] enviar un mensajero desde su presencia y darle Su Nombre y decir: “Este es Mi mensajero, y su posición entre vosotros es Mi posición, y su palabra y mandato entre vosotros es Mi palabra y mandato, y su apariencia es Mi apariencia”. Y de esto se trata con este ángel».

Mosaico de Sant Apollinare de Rávena, de comienzos del siglo VI. Representa la separación de ovejas y cabras referida en el Apocalipsis de Juan en el Juicio Final. Según diversos historiadores de arrte, a ambos lados de Cristo se encuentran San Miguel y (en azul) Lucifer (todavía bello y no demoníaco-monstruoso en su representación iconológica).
Mosaico de Sant Apollinare de Rávena, de comienzos del siglo VI. Representa la separación de ovejas y cabras referida en el Apocalipsis de Juan en el Juicio Final. Según diversos historiadores de arrte, a ambos lados de Cristo se encuentran San Miguel y (en azul) Lucifer (todavía bello y no demoníaco-monstruoso en su representación iconológica).

Yo soy el que soy

Metatron-en-hebreo-y-Yahoel-y-MiguelEn diversos textos judíos, incluso cabalísticos, la manifestación teofánica de Dios en el episodio bíblico de la zarza ardiente, con toda su gloria y voz, es asimilada a Metatron, mientras que para la exégesis católica se la identifica con San Miguel como hemos podido ver en la selección de textos del jesuita Nieremberg (1643) y otros escritores religiosos de los siglos XVII y XVIII que he ido publicando.

Presencia constante de San Miguel en el Antiguo Testamento  - Libro de Francisco García
Presencia constante de San Miguel en el Antiguo Testamento y, sobre todo, en la teofanía angélica de la Zarza Ardiente con Moisé, según el jesuita Francisco García (1684)

Ambos, Metatron y Miguel, portan consigo «el Nombre de Dios» (Metatron, por ejemplo es Yaoel, esto es, Yahweh ha-qatan). En cuanto a Miguel, puede servirnos como mejor referente la explicación que da el jesuita Francisco García en  El primer ministro de Dios San Miguel Arcángel  (Madrid- 1684): «Dos interpretaciones dan principalmente los doctores al nombre de Miguel. La primera, ‘Qui ut Deus?’¿Quién cómo Dios?’. La segunda ‘Qui est sicud Deus‘, ‘El que es como Dios’. Y la segunda es como la primera. ¿Quién puede ser como Dios en la autoridad y el mando? El que es como Dios en las cualidades y perfecciones” . Y la mano derecha del San Miguel de Martín de Vos ¿hacia donde nos enfoca la mirada? ¡Precisamente al Nombre de Dios!. Y no otro es el mensaje «principial» (de Principio, Arché-ἀρχή) que está ensalzando el cuadro, del cual emana todo el resto de la iconología y mensajes secundarios del mismo.

Quis ut Deus y Quis sicut Deus, nombre de San Miguel en Martin de Vos. La última figura: la del Burgo de Osma.
Quis ut Deus y Quis sicut Deus, nombre de San Miguel en Martin de Vos. La última figura: la del Burgo de Osma.

Los atributos, gracias y prerrogativas angelicales con las que Dios a dotado a San Miguel le convierten en el ser puro más semejante a Dios, dicen los textos consultados de los siglos XVII-XVIII. En realidad es una hipóstasis de Dios (como lo es Metatron en el judaísmo) que tiene que ceder su puesto celestial del segundo trono a Cristo una vez que el cristianismo va asentando sus dogmas en los concilios de los primeros siglos, pero los biblistas y otros escritores (como los que he consultado de las centurias XVII-XIII) le identifican como el Angel de Yahweh del Antiguo Testamento y no pueden por menos que quedar atónitos ante los «poderes» que acumula y el altísimo rango celestial que ocupaba (grado supremo que antes de la rebeldía,derrota en el empireo y caída a los «infernos» pertenecía a Lucifer, no lo olvidemos).

En el episodio de la Zarza Ardiente hay que destacar, vinculándolo con la manifestación teofánica de San Miguel, que como «vice-dios» (como lo califica el jesuita Juan Eusebio Nieremberg), habla cual si fuera el mismísimo Yahweh. Y como Moisés quiere saber cual es su Nombre para poder indicáreselo a los judíos oprimidos en Egipto para que le crean y puedan emprender el camino de la liberación frente al Faraón, la teofonía divina estima necesario darle a conocer su Nombre (el del Dios Manifestado).

Zarza-ardiente-y-Nombre-de-Yahweh-ante-MoisesEl Ángel de Yahweh (Metatron-San Miguel) como manifestación teofánica divina, le dice a Moisés cual si fuera el mismo Dios (Éxodo 3.14): «YO SOY EL QUE SOY… Así dirás a los hijos de Israel, YO SOY me envía a vosotros». Así ha sido habitualmente traducido y por tanto así es como era enseñado a la cristiandad. Michael James, devoto advaita de Ramana Maharshi, nos indica al respecto: «En el hebreo original en el que fue escrito el Éxodo, las palabras que son traducidas usualmente como «YO SOY EL QUE SOY», son «ehyeh asher ehyeh». La palabra ehyeh de hecho significa solo «soy», y el pronombre «yo» está simplemente implícito en ella, de modo que una traducción más literal sería «SOY EL QUE SOY» o «SOY LO QUE SOY»».

Y dar tu nombre secreto a otro era – y sigue siendo considerado en algunas culturas todavía- como «desnudarte» ante el otro pues era como mostrar la totalidad de tu ser, o mejor dicho, tu esencia, lo más sustancial, el «corazón de tu corazón».

De gran importancia es esta declaración puesto que es el único lugar en el Antiguo Testamento en la que la «Teofanía de Dios» da su Nombre al ser preguntado al respecto. Y su trascendencia es tal que, en el siglo XX, Ramana Maharshi -posiblemente el hombre «más santo» de la India en dicha centuria- dijo: ««Yo soy» es el nombre de Dios. De todas las definiciones de Dios, ninguna es ciertamente tan exacta como la expresión bíblica: «YO SOY EL QUE SOY». Hay otras expresiones, como Brahmaivaham, Aham Brahmasmi y Soham. Pero ninguna es tan directa como el nombre JHVH = YO SOY. El Ser Absoluto es lo que es —Es el Sí mism (Atman). Es Dios. Al conocer al Sí mismo se conoce a Dios. De hecho, Dios no es otro que el Sí mismo».

Ramana Maharshi
Ramana Maharshi

Michael James, devoto de Ramana Maharshi, al respecto, aclara:

«La consciencia esencial «yo soy» es la realidad última, la fuente original de la que todo surge, y el destino final hacia el que todas las religiones y tradiciones espirituales buscan conducirnos. La mayoría de las religiones llaman a esta realidad fundamental «Dios» o el «Ser Supremo», o también se refieren a ella de una manera más abstracta como el estado de ser verdadero. Pero por cualquier nombre que la llamen —y ya sea que la describan como un ser o como un estado de ser —la verdad es que la realidad suprema y absoluta no es nada sino nuestro ser, la consciencia que experimentamos como «yo soy».

En su forma verdadera, su naturaleza esencial, Dios no es algo o alguien que exista fuera o separado de nosotros, sino que es el espíritu o consciencia que existe dentro de nosotros como nuestra naturaleza esencial. Dios es la pura consciencia «yo soy», la forma verdadera de la consciencia que no está limitada al identificarse con un cuerpo físico o con cualquier otro adjunto. Pero cuando nosotros, que somos esa misma consciencia pura «yo soy», nos identificamos con un cuerpo físico, sintiendo «yo soy este cuerpo, soy una persona, un individuo confinado dentro de los límites del tiempo y el espacio», devenimos la mente, una forma de consciencia falsa e ilusoria. Debido a que de esta manera nos identificamos con adjuntos, nos separamos aparentemente de la pura consciencia sin-adjuntos «yo soy», que es Dios. Al imaginarnos así como un individuo separado de Dios, violamos su totalidad ilimitada y su unidad indivisa».

 Y agrega: «La meta interna de todas las religiones y tradiciones espirituales, es liberarnos de este estado ilusorio en el que nos imaginamos que estamos separados de Dios, la única realidad ilimitada e indivisa. Por ejemplo, en el cristianismo este estado en el que violamos la unidad y totalidad de Dios al imaginarnos como un individuo separado de él, es llamado el «pecado original», que es la causa raíz de toda miseria e infelicidad. Debido a que solo podemos devenir libres de este «pecado original» conociendo la verdad, Cristo dijo, «…conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (San Juan 8.32). La verdad que debemos conocer para ser hechos libres, es la verdad de que no somos nada sino la pura consciencia «yo soy» sin-adjuntos —ese «yo soy» que es la forma verdadera de Dios, como fue descubierto por él cuando reveló su identidad a Moisés diciendo, «YO SOY EL QUE SOY» («ehyeh asher ehyeh» —Éxodo 3.14)».

Otro devoto de Ramana Maharshi, David Godman, publicó en dos números de la revista The Mountain Path un profundo ensayo sobre Yo Soy como Nombre de Dios, a donde remitimos a los que estén interesados en ahondar esta concepto esencial (Primera parte del ensayoSegunda parte).

Yo-Soy-es-el--Nombre-de-Dios-en-Daviad-Godman

La primacía de Yo Soy se reconoce igualmente en la cábala judía, que irrumpió en el mundo cristiano durante el Renacimiento a partir de Pico della Mirandola, y que, cristianizada, fue difundida al menos por dos destacados cabalistas cristianos franceses ( Guillaume Postel y Guy Lefèvre de la Boderie) que influyeron en, tal ámbito, en algunos miembros de la Familia Charitatis y, muy especialmente, en la redacción de la Biblia Poliglota de Amberes o Biblia Regia que dirigía Benito Arias Montano.

"El Árbol de la Vida" de la Kabbalah- Yo soy, Ehyeh  Cada esfera indica un nivel de manifestación de la Divinidad en el universo. "La primera (esfera), al límite con el Vacío (la Nada), es denominada en hebreo Keter, la corona. Su manifestación contiene todo lo que fue, lo que es y lo que será; es el lugar primigenio de origen y el de último retorno. Su naturaleza como Atributo Divino es expresada con El Nombre de Dios el cual va tradicionalmente adjunto a: YO SOY (LO QUE/QUE) SOY/EXISTO" (Kabbalah, por Zev ben Shimon Halevi, pag. 6).
«El Árbol de la Vida» de la Kabbalah- Yo soy, Ehyeh
Cada esfera indica un nivel de manifestación de la Divinidad en el universo. «La primera (esfera), al límite con el Vacío (la Nada), es denominada en hebreo Keter, la corona. Su manifestación contiene todo lo que fue, lo que es y lo que será; es el lugar primigenio de origen y el de último retorno. Su naturaleza como Atributo Divino es expresada con El Nombre de Dios el cual va tradicionalmente adjunto a: YO SOY (LO QUE/QUE) SOY/EXISTO» (Kabbalah, por Zev ben Shimon Halevi, pag. 6).

Y vuelvo de nuevo al libro de Michael James sobre las enseñanzas de Ramana Maharshi:

«En el estado de auto-conocimiento verdadero, todo lo que existe y es conocido, es solo ser-consciencia-felicidad —el gozo infinito de ser y conocer nuestro sí mismo verdadero, «yo soy». En ese estado no-dual perfecto de conocimiento verdadero, el tiempo, el espacio y todas las otras formas de dualidad o relatividad son no-existentes. Por lo tanto, la realidad absoluta, que es sat-chit-ananda o el dichoso estado de ser conscientes de nosotros como mero ser, «yo soy» es eso que es sin adi o comienzo, khanda o interrupción y anta o fin.

 Aunque a la realidad absoluta se le dan muchos nombres y descripciones tales como Dios, allah, brahman, lo absoluto, lo eterno, lo infinito, la plenitud de ser, purna o el todo, conocimiento puro, sat-chit-ananda o ser-consciencia-felicidad, tat o «ello», nirvana, el reino de Dios y demás, Sri Ramana a menudo decía que las palabras que expresan su naturaleza real más perfecta y exactamente son «yo» y «soy» o su forma combinada «yo soy».

Ramana-Maharshi-en-Michael-JamesEsto es así debido a que lo que estas palabras «yo» y «soy» expresan no es solo ser, sino también la auto-consciencia esencial de ser. Por lo tanto, no importa en qué lenguaje sean expresadas estas palabras; el pronombre personal de la primera persona del singular «yo», y la forma equivalente de la primera persona del singular del verbo básico ser, «soy», expresan ambas la verdad total tan exacta como posiblemente ningunas otras palabras puedan expresarla.

Por eso es por lo que en la mayoría de las grandes religiones del mundo, el nombre «yo soy» es reverenciado como el primero, principal y último nombre de Dios. La santidad suprema de este nombre divino «yo soy» es expresada y venerada en el Antiguo Testamento (sobre el que están basadas las tres grandes religiones de origen asio-occidental, a saber, el judaísmo, el cristianismo y el islam) en las palabras habladas por Dios a Moisés, «YO SOY EL QUE SOY» (Éxodo 3.14), y también en los Vedas (sobre los que están basadas la amplia familia de las religiones sudasiáticas conocidas como hinduismo) en el mahavakya o gran dicho «Yo soy brahman» (Brihadaranyaka Upanishad 1.4.10)».

El mismo Jesús, especialmente en el Evangelio de Juan, se dirige en ocasiones a sus discípulos como Yo Soy y hasta el papa Juan Pablo II se da cuenta de ello y lo destaca, como podemos constatar al leer su mensaje Urbi et Orbi del Domingo de Pascua, 19 de abril de 1992 (léanlo los incrédulos). Así, por ejemplo, en Juan 8, 58, podemos leer: «Y Jesús le dijo a los hijos de Israel: Antes que Abraham fuese, yo soy..» (declaración que en el esoterismo islámico se asigna a Muhammad, o mejor dicho, al Espíritu Muhammadiano) . Recordemos al respecto que Jesús es un nombre personal en hebreo, YHSWH, que significa ‘Yahwé salva’ o ‘Yahwé ayuda’, o sea: Yo Soy es el salvador.  Su importancia la detectaron igualmente los cristianos gnósticos, así, en el Evangelio de Felipe“Sólo hay un nombre que no se pronuncia en el mundo: el nombre que el Padre dio al Hijo. Es superior a todo. Se trata del nombre del Padre, pues el Hijo no llegaría a ser Padre si no se hubiera apropiado el nombre del Padre».  O leamos la Carta paulina Filipenses 2,9: “Por eso Dios lo exaltó y le concedió un nombre superior a todo nombre, para que, ante el nombre de Jesús, toda rodilla se doble en el cielo, la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, a la gloria de Dios Padre».

La transformación interior que acaece en el psiquismo del ser humano que es iluminado por la comprensión y asunción del Nombre de Dios, Yo Soy, va más allá de la «coniunctio oppositorum» alquimista (el cardenal Nicolás de Cusa decía que no encontraba mejor fórmula de expresar la Unidad Divina más que calificándola como coincidentia oppositorum, lo cual por cierto, expresa el cuadro luciferino-miguelarcangélico de forma admirable con esa iconología singularísima de los dos ángeles bellísimos y amándose en la mirada y los gestos).

Según David Godman, un ejemplo contemporáneo en el ámbito cristiano es Joel Solomon Goldsmith (1892-1964, como se desprende de la lectura de su obra El Camino Infinito (1948). Otro ejemplo, y muy notable, es el del monje benedictino y sacerdote Henri Le Saux (1910-1973) quien, poco antes de morir dijo: «Lo que descubro sobre todo en Cristo es su «Yo soy»… es esta experiencia del «Yo soy» la que realmente importa. Cristo es el gran misterio de que «Yo soy», y en su experiencia y conocimiento existencial toda la Cristología se ha desintegrado … El descubrimiento del Yo Soy de Cristo es la ruina de cualquier teología cristiana, por el hecho de que todas las nociones se queman dentro del fuego de la experiencia… Yo lo siento con intensidad, y cada vez más y más, el resplandeciente fuego de este Yo Soy dentro del cual todas los conceptos o nociones sobre la personalidad, ontología, historia, etc, de Cristo han desaparecido».

Si ahora leemos lo poco que hay disponible en castellano sobre la Familia Charitatis, de la que formaron parte el pintor flamenco Martín de Vos (autor de nuestro cuadro luciferino-miguelarcangélico, y Benito Arias Montano al que H.Hyeronimus le dedica el grabado en 1584, y tenemos en cuenta que la Mística Renana iniciada por Maister Eckart debió ser importante en esta Familia Charitatis, creo que el lector podrá «atar cabos» y enlazar lo que he expresado especialmente en este último post sobre la «imagen paradojal» luciferino-miguelarcangélica que hace 20 años me impactó tanto . Tras todo lo dicho, asimismo, creo que el lector que ha seguido estos artículos míos podrá comprehender esotéricamente esta despedida que el impresor Plantino escribía a su querido amigo Arias Montano el 15 de diciembre de 1579 en términos paulinos: «Saludos en JesuCristo nuestro Señor, en el que vivimos, nos movemos y estamos, cuanto por medio de Él hemos sido regenerados por Dios en la unidad del Espíritu Santo». E igualmente comprenderá porqué se puede hablar de No-Dualidad en la Epístola a Arias Montano que le dedicara su querido amigo y discípulo Francisco de Aldana.

Y vale…

Grabado de H. Wierix (1584) dedicado a Benito Arias Montano, a partir de un modelo de Martín de Vos: San Miguel y Luzbel
Grabado de H. Wierix (1584) dedicado a Benito Arias Montano, a partir de un modelo de Martín de Vos: San Miguel y Luzbel

ARTÍCULOS COMPLEMENTARIOS QUE HE IDO PUBLICANDO EN 6 BLOGS DESDE EL 26 DE DICIEMBRE DE 2013

Arias Montano, Plantino y Barrefelt-Hiël
Lucifer-Luzbel en Vicente Risco
Cinco prerrogativas de Luzbel-Lucifer antes de su caída
San Miguel y Luzbel de La Cuesta, un cuadro heterodoxo flamenco
San Miguel-Lucifer en dos cuadros derivados de Martín de Vos en la catedral del Burgo de Osma
Imaginación creadora de Marten de Vos en pintura y dibujo
San Miguel y Lucifer, Luz y Sombra, dualidades del Bien y Mal en el cristianismo
Lucifer en el Isaías, Ezequiel y Apocalipsis
Lucifer en el libro de Malcom Godwin sobre los ángeles
La esotérica Epístola a Arias Montano, de Francisco de Aldana
San Miguel Arcángel en Juan Eusebio Nieremberg y el cuadro luciferino-miguelarcangélico de Martin de Vos
San Miguel y Lucifer, sombras y luces en torno a un cuadro de Martín de Vos
San Miguel en la Zarza Ardiente del Sinaí frente a Moisés
Esoterismo de la Familia Charitatis
Libros Sapienciales y Libro de la Sabiduría de Salomón
Otros grabados basados en Martín de Vos
Serpiente Cristo como símbolo gnóstico, según Jung
La Sabiduría en Imago Bonitatis Illius de Martín de Vos
San Miguel-Metatron, su representación en Martín de Vos
Androginia en San Miguel-Luzbel de Martín de Vos
Yo Soy, el Nombre de Dios en Jesús

Angel Almazan y el cuadro luciferino-miguelarcangélico de Martín de Vos...
Angel Almazan y el cuadro luciferino-miguelarcangélico de Martín de Vos…
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