Iglesia de Santa María del Rey
Como indicaba en el ensayo anterior, centrado en la inscripción latina y cristiana del patronazgo de Alfonso I el Batallador en la iglesia atencina de Santa María del Rey en 1112, este primer templo cristiano de Atienza fue la reconvertida mezquita, consagrada para el culto de los vencedores. La transcripción epigráfica de Layna Serrano es: IN NOMINE DOMINI IESU X(P1)BITUR (BENEDICITUR) IN ERA MILESIMA CL DOMO ECCLESIE SANTA MARIA VOICA (VOCIGATA)… FUIT IN EODEM TEMPORE ENIE REX ALFOS DE ARAGONE… MP (ERANS) IN CAST (ELLA).

Santa María del Rey no es el único caso en el que una mezquita pasa a tener la advocación mariana pues si leemos a Basilio Pavón Maldonado (Tratado de Arquitectura Hispanomusulmana IV) el listado es muy amplio. Tanto es así que reconoce que «son varios autores los que han visto en la dedicación a Santa María a raíz de la conquista cristiana un síntoma básico para creerlas sustitutas de mezquitas». Es muy posible, deduzco yo por mis conocimientos sobre el Islam, que ese «traspaso nominativo» con la advocación a Santa María, era bastante asumible por los musulmanes dado que María, la madre de Jesús, es la segunda o tercera mujer más admirada y respetada en el Islam (para los shiitas la primera es, sin duda, Fátima).
La humildísima portada que se ubica en la fachada norte de esta iglesia debía hallarse en otra zona de la mezquita cuando El Batallador la reconvierte en templo cristiano en 1112. A finales del siglo XII o inicios del XIII cabe fechar el inicio de la transformación románica de la antigua mezquita en la que destaca la portada sur con sus siete arquivoltas repletas de figuras que pudieran representar la Asamblea Escatológica en el Empíreo, esto es, a los Apóstoles y Santos contemplando a Cristo Pantocrátor adorado también por los coros angélicos. Y siendo así, ciertamente la conversión en cementerio de lo que fue patio de mezquita y atrio eclesial, es muy acertada ya que, «por cercanía», los familiares que les han enterrado expresan -consciente o inconscientemente- la esperanza de que las ánimas de los fallecidos puedan compartir esa Visión Beatífica Escatológica, y que sus propias ánimas, una vez ellos mismos mueran y sean enterrados allí, puedan igualmente participar en esta Comunión Beatífica (Léase, por otra parte, el ensayo “El programa teológico de la portada románica de Santa María del Rey en Atienza” de Antonio Herrera Casado y Fernando Suárez de Arcos).
Atienza fue plaza fuerte en la Marca Media de al-Andalus, importantísima durante Adberraman III, y, por ello, objetivo de conquista por parte de los reyes cristianos. La capitalidad fronteriza de Atienza en esta Marca Media sería asumida por Medinaceli y, en cuanto a castillo roquero, por la fortaleza califal de Gormaz alzada por Galib, suegro de Almanzor al que éste derrotó el 8 de julio del año 981 en los campos de Torrevicente, al norte de la Sierra de Miedes. Almanzor sometió a su poder seguidamente Atienza, que había sido fiel a su suegro Galib y que había intentado matarle, espada en mano, cuando se entrevistaron en el castillo de Atienza a mediados de abril un año antes.
A mediados del siglo XIX, Madoz nos dice sobre Atienza: «Fue ganada al poder del Islam por Alfonso III, hijo primogénito de Ordoño I; el año 899, y a 8 de febrero de 989, arrasó Almanzor sus murallas, después de un estrecho sitio; siendo tomada y desmantelada Atienza diferentes veces en esta guerra, por moros y cristianos«.
Igualmente se suele decir que, poco antes de la rendición de Toledo en 1085 a Alfonso VI, o inmediatamente después a consecuencia de la caída de la Taifa de Toledo, Atienza pasó a manos de Alfonso VI, que fallecería el 10 de julio de 1109. En la magna asamblea de la curia reunida en Sahagún, donde fue enterrado, se aprobó el matrimonio de su hija Urraca, reina sucesora de León y Castilla, con Alfonso I el Batallador. La boda tuvo a inicios de octubre de 1109, en tiempo de vendimia, y en Monzón de Campos (Palencia). «Pero según Lema Pueyo, ya antes de la muerte de Alfonso VI, probablemente había tenido lugar una ceremonia previa de esponsales entre Urraca y el rey aragonés. Una vez contraído el matrimonio, fue preciso plasmar las bases sobre las que se asentaba el poder de ambos cónyuges, para ello se redactó la carta de arras o de capitulaciones» por la que, entre otras cosas, ambos pasaron a ser reyes también del reino del consorte.
¿Siguió estando en manos cristianas Atienza desde 1085 hasta que, en 1112, se inscribe epigráficamente su patronazgo en la iglesia de Santa María del Rey (llamada así en su honor)? No parece lógico que se tardase tanto tiempo en consagrar al culto cristiano la mezquita -pues en definitiva eso parece indicar realmente la inscripción- así que sólo cabe suponer que, o bien Alfonso I reconquista Atienza, o bien activa profundamente la presencia cristiana en este enclave que estaría hasta 1112 bastante «adormecido». Me inclino por la primera opción, esto es, que Atienza fuese controlada por el Islam, quizás durante algún contraataque almorávide, ante los cuales «había mordido el polvo» Alfonso Vi en la «rota» de Sagrajas, junto a Badajoz, en 1086.
Las embestidas almorávides tras su gran victoria de Sagrajas fue constante y los enclaves urbanos al sur del Tajo son capturados por el sultán Yusuf ben Tasufin. Se atrincheran en Cuenca, Huete, Ocaña y Alcalá de Henares para reconquistar Toledo en diversas ocasiones. En 1108 sufre Alfonso VI la gran derrota de Uclés, donde muere su heredero, el infante Sancho, y al año siguiente fallece él mismo, deceso que aprovechan los almorávides para renovar sus intentos de conquistar Toledo, tal como describe el libro segundo de la Crónica del Emperador Alfonso VII.
El sultán almorávide convoca a sus tropas «para luchar contra la ciudad de Toledo y contra las fortalezas y poblaciones de la Transierra», o sea, por las tierras de Madrid y de Guadalajara)». En este ataque se apoderan del monasterio de San Servando, frente a Toledo, y asedian éste durante ocho días sin éxito. «Pero la batalla cambió solamente de lugar. Desde Toledo se encaminaron éstos a las poblaciones y castillos de Transierra, a los que puso sitio. Madrid, Talavera, Olmos, Canales y otras muchas localidades cayeron en su poder, consiguiendo gran número de cautivos, copioso botín y dejando muchos cristianos muertos», resume J. P. Rivera Recio («Reconquista y pobladores del antiguo reino de Toledo»). De esta razzia, aclara este canónigo archivero de Toledo, se libro Guadalajara y algunas escasas fortalezas y núcleos.
El Batallador en la Taifa de Toledo y Atienza
«El peligro era de tales proporciones, que Alfonso I, el Batallador, cuyas intenciones de dominar en Castilla eran manifiestas, creyó necesario venir a Toledo, a mediados de abril de 1111, proclamándose rey en la ciudad, a la que dio seguridades de defensa», agrega, a la par que deja constancia de que hubo otras dos algaras agarenas contra Toledo y su tierra en 1113 y 1114.
Por otra parte sabemos, por ejemplo, que Berlanga de Duero -hacia la cual había camino estratégico desde Atienza- fue repoblada por El Batallador, pues así lo dice Rodrigo Jiménez de Rada en De Rebus Hispaniae y que, a su vez la Historia Compostelana registra que a mediados de 1113, estando en Burgos el obispo Gelmírez de Compostela tratando de convencer a Urraca que no volviera a reunirse y «pacificarse» con El Batallador, llegó una petición de auxilio desde Berlanga de Duero para que los ayudasen a afrontar un ataque almorávide, a lo que Gelmírez se avino. Mas cuando los combatientes cristianos llegaron a la villa soriana no fue preciso luchar pues el enemigo se había retirado, posiblemente al conocer que llegaba la tropa castellana (al mando del conde Pedro de Traba con huestes también de Rodrigo Vélza y su yerno Munio Peláez). En ese mismo año de 1113 Alvar Fáñez resistió heroicamente cercado en Montesant defendiendo Aurelia (Oreja).
Ahora bien, justo es reseñar que Layna Serrano, en su monográfico de Atienza, estima que Atienza cayó en manos de la Taifa de Zaragoza después de que Alfonso VII la conquistase y que fue El Batallador quien la reconquista definitivamente.
Por tanto es muy probable que esta inscripción latina de la portada norte de Santa María del Rey nos testimonie que El Batallador reconquista Atienza en 1112 e inmediatamente consagra la mezquita al culto cristiano. Seguramente los musulmanes tuvieron que desplazarse a otra zona marginal, convirtiéndose su entorno en «Barrio del Rey», o sea, en el «burgo» cristiano.
Tras la Paz de Tamara de 1127, El Batallador cede este territorio atencino a Alfonso VII el Emperador, su hijastro, como sucederá igualmente con Sigüenza y Medinaceli. Por su parte, Alfonso VII, le otorgaría fuero en 1149 y con el tiempo pasaría a ser en la cabeza de una Comunidad de Villa y Tierra con 131 aldeas y una gran superficies territorial (2.500 km² de extensión).
En cuanto al «Barrio del Rey», tuvo que ser abandonado en 1446 al ser incendiado durante el asedio de Juan II de Castilla y su valido Alvaro de Luna contra el ejército navarro que había ocupado Atienza.
Buenos días.
Te sugiero que entres en contacto con JaCinto Chicharro Santamera (así aparece aquí en Facebook). Además de las inscripciones cúficas relevantes, tiene otra evidencia, in situ, que ha perseguido durante años, de que Santa María del Rey fue mezquita. Una evidencia bien guardada y custodiada, a fin de evitar su difusión, un gesto más de ignorancia adquirida a fin de que la ideología religiosa prevalezca sobre la historia.
Un saludo