Un Locus amoenus es para mí el pequeño parque de la barriada de Camaretas sita entre Soria y Golmayo. Allí me desplazo para leer mis libros más amados, sentado en uno de sus bancos, sentado en la hierba y apoyado en los troncos de sus pinos, cípridos y encinas, o caminando por sus sendas.
Se llega a Camaretas por la Avenida de la Alegría y el coche lo dejo en cualquiera de las tres calles que lo enmarcan.
He ido leyendo los carteles de estas calles con asombro y deleite: al norte la calle de la Hierbabuena, al oeste la calle del Granado (más abajo está la calle «Donde la fuente mana») y al sur la calle de la Imaginación.
«¡Qué maravilla: calle de la Imaginación! Pocas habrá en el mundo con esta denominación!», me he dicho mientras me venía a la mente mi investigación sobre la Imaginación desde Platón hasta Juan Goytisolo en mi libro Perdidos en el Mundo Imaginal. Allí hablo especialmente de la Imaginación Creadora Matricial…y abogo por «ir más allá» de las realidades psíquicas que nos enajenan durante la vigilia y el sueño, incluso con fascinantes «imagos» de Mundos Imaginales escatológicos…
Estuve leyendo durante una hora y me dije: «Volveré más tarde con la cámara para complementar con imágenes y en vídeo lo que estoy sintiendo ahora mismo».
Y grabé estos dos vídeos, muy similares aunque con pequeños cambios. Su contenido es simbólico en el sentido tradicional y arquetípico-junguiano. Parque que, como Locus amoenus es una imagen paradisíaca, árbolado del Jardín de los Justos, roca de la sumisión completa a la Divinidad como enseña Ibn al Arabí, libros que conducen al Origen y en los que Sofía se plasma en palabras, bártulos del aparente peregrinar (bolso y sombrero) y Árbol del Conocimiento. No he querido añadir música ni aditamento alguno a la pura grabación… El silencio es el mejor lenguaje interior.
En el segundo vídeo se ve el entorno del enclave. Concluye también con ese viaje ascencional por el que también es Árbol del Mundo. El viento -pneuma- ha dejado su sonido impreso junto a las imágenes…